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Ricardo de Aparici, el renovador que no pudo ser

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El exgobernador de la provincia, Ricardo de Aparici, falleció anoche a los 79 años en San Salvador de Jujuy y sus restos fueron velados en la Legislatura. Gobernó en una de las peores crisis que vivió la Provincia y su renuncia en 1990 marcó el inicio de una década de inestabilidad y conflictividad sin precedentes.

Abogado y político, había nacido en la provincia de Santa Fe y tenía 16 años cuando su familia se radicó en el pueblo de Ledesma y adoptó a Jujuy como su patria chica.

En los comicios de 1973 fue electo diputado nacional por el Justicialismo y con el regreso de la democracia, fue en Jujuy la figura principal del espacio de renovación nacido dentro del Peronismo y que en el orden nacional tuvo en Antonio Cafiero como uno de los dirigentes más importantes.

Llegó a la Legislatura en las elecciones de 1985 con el partido Celeste y Blanco de los Trabajadores, un desprendimiento de los peronistas renovadores, desde donde desafió a Carlos Snopek y José Humberto Martiarena, los grandes caudillos del Justicialismo jujeño de la época.  Desde su banca, de Aparici impulsó la departamentalización de Palpalá, que se aprobó por ley en 1986.

El 11 de diciembre de 1987 y tras ganar las elecciones del 6 de septiembre de ese año con el 47 por ciento de los votos y un Peronismo supuestamente unificado, Ricardo de Aparici asumió la gobernación de Jujuy.  La crisis económica de la provincia era tan grande que el nuevo mandatario no contaba ni con recursos para pagar los sueldos de los empleados públicos, cuya planta había engrosado Snopek y habría de seguir creciendo con la nueva gestión.

Un Estado sobredimensionado, desocupación creciente, cesación de pagos y reclamos sindicales fueron una constante del período, que de Aparici no pudo completar. Sin el apoyo del Peronismo, renunció el 7 de noviembre de 1990, en medio de un inusitado clima de violencia, azuzado por la hiperinflación y el desempleo.

A pesar de la falta de recursos y los graves problemas, el gobernador dejó a Jujuy un conjunto de gestiones que fueron valiosas para lograr la habilitación del Paso de Jama: fundó el pueblo de Jama e impulsó decididamente las gestiones diplomáticas ante Chile, frutos que se dieron recién en 1991, casi un año después de su alejamiento del cargo.

Propició la actividad industrial en la Provincia y soñó con una villa Carlos Paz en el Dique La Ciénega, pero la triste realidad económica, los problemas políticos y las fallas de su gobierno echaron por tierra lastimosamente aquel intento de renovar a Jujuy y ponerla en los nuevos tiempos.

 

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