José Mariano Iturbe, el patriota jujeño sin rostro
28 de febrero de 1795: fue bautizado en la iglesia de Jujuy José Mariano Iturbe, guerrero de la Independencia y gobernador de Jujuy en los años del rosismo.
La familia Iturbe provenía de Guipúzcoa, España, y se afincó en Jujuy entre 1731 y 1733 con la llegada de Juan Iturbe, militar que se desempeñó en la guerra contra las tribus del Chaco Gualamba.
José Mariano era hijo de Manuel Iturbe y de Paula Inda Cobos, ambos de origen vasco y fue el segundo de cuatro hermanos de una familia que poseía grandes extensiones territoriales en Santa Bárbara.
Ingresó en la vida militar en 1812, cuando solo tenía 17 años, sumándose a las filas del ejército comandado por Manuel Belgrano en el cuerpo “Los Decididos”. Marchó en el Éxodo y peleó en el combate de Las Piedras y en las batallas de Tucumán, Salta, Vilcapugio y Ayohúma.
Fue parte de la tropa que venció a los realistas en Puesto del Marqués en 1815 y estuvo en las derrotas de Venta y Media y Sipe-Sipe.
Estuvo también entre los patriotas que fueron abatidos por los realistas en la Sorpresa de Yavi, el 15 de noviembre de 1816. En ese cruento ataque, cayó prisionero y fue confinado en la prisión de Casas Matas, Perú. Por influencia de su prima Pepa Marquiegui, esposa del jefe realista Pedro de Olañeta, fue liberado a condición de no volver a levantar las armas contra el rey de España, pero Iturbe se fugó y regresó con las fuerzas patriotas al mando de Güemes.
En 1821 combatió en el Día Grande de Jujuy al mando del general José Ignacio de Gorriti.
Intervino en las instancias que condujeron a la autonomía política de Jujuy en 1834 y en la Guerra contra la Confederación Peruano-Boliviana de 1838.
En 1838 fue elegido gobernador tras una rebelión que depuso a Pablo Alemán y en 1840 fue defenestrado del gobierno por una insurrección de corte unitario. Muerto Juan Galo Lavalle y derrumbada la Liga del Norte contra Rosas, Iturbe pudo volver a Jujuy en 1841 y retomar el poder.
Su gestión, a tono con la política impuesta por Juan Manuel de Rosas y las turbulencias de la época, hizo hincapié en la persecución al partido unitario, estableciendo la obligatoriedad de usar cintas de color punzó y la prohibición de vestimenta celeste, color que identificaba a los unitarios.
Durante su gobierno se reglamentó el comercio con Bolivia, se realizó un censo de población, se impuso la obligación de trabajar a “todo individuo de la clase de peón” y se estipularon normas para salvaguardar la propiedad privada, el orden y la salud pública.
La caída de Rosas significó también la caída de Iturbe, quien fue depuesto y condenado a muerte en 1852, acusado del delito de “traición y rebelión contra el gobierno y representación provincial existente”.
La sentencia se cumplió el 6 de mayo bajo un añoso algarrobo que sigue en pie en la avenida Corrientes, lugar donde había sido ejecutado uno de sus principales adversarios políticos, Mariano de Santibáñez. Llamativamente, la placa que recuerda ambas muertes nada dice de la actuación de Iturbe en las luchas por la independencia y la autonomía jujeña. Tampoco está su retrato en la galería de gobernadores jujeños del Museo Histórico provincial y ninguna imagen suya ha llegado hasta nuestros días. Héctor Sánchez Iturbe, autor de una biografía del prócer, afirma que según la tradición familiar el único retrato que se tenía se le extravió al hijo de José Mariano durante un viaje.