En 1817 el general realista Olañeta intentó «comprar» al coronel Arias
29 de noviembre de 1817: desde campos de Uquía, el coronel Manuel Eduardo Arias envió una carta al gobernador de Salta y jefe de la vanguardia patriota, Martín Miguel de Güemes, informándole haber recibido ofrecimientos de los realistas para defeccionar de la causa patriota y pasar a servir al rey de España.
Decía Arias que la fuerza efectiva del jefe español Olañeta «es la de mil hombres, incluso los ciento veinte de caballería de Marquiegui, con quien he tenido el gusto de avistarme y oírle sus exclamaciones y toda clase de seducción para que me pase con todos mis gauchos. La contestación fue un tiro de fusil con el que había hecho fuego todo el día juntamente con algunos muchachos que me acompañaban. Tenga Vuestra Excelencia la satisfacción de que no hay un solo hombre que se pase al enemigo a tanta promesa que les hacen. Sobre esto trabajan con mucho empeño, a ver si consiguen tener un hombre de los de nuestra parte a pesar de hallarse muchos de mis soldados en cueros vivos, sin tener cómo cubrir sus carnes, ni yo cómo remediarlo, pero la constancia de éstos es imponderable, que no tienen más ánimo que sacrificarse en defensa de la nación».
Este intento de «seducción» de los realistas al coronel Arias, dio lugar a la acusación de entendimientos con el enemigo, no probada históricamente, que desde Salta se lanzó contra este comandante jujeño y que la historiografía tradicional de la vecina provincia da como cierta, aunque sin presentar pruebas.
El propio Güemes y el tilcareño Manuel Álvarez Prado también fueron objeto de estas maniobras de «seducción» por Olañeta, expediente al que apelaron los invasores ante la imposibilidad de doblegar a los partidarios de la Independencia.
El documento de Arias presenta, además, información importante sobre las condiciones en las que sus gauchos libraban la lucha contra el español.