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Luchas y muerte de un patriota condenado por la historia oficial

Manuel Eduardo Arias

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Prof. Irene Ballatore

Busto del General Manuel Eduardo Arias.
Busto del General Manuel Eduardo Arias.

Manuel Eduardo Arias fue un líder gaucho y destacado guerrero de la Independencia argentina, que sin haber recibido formación militar, tuvo un brillante desempeño en la defensa del territorio de Jujuy y Salta durante la llamada “Guerra Gaucha”.

No se ha podido aún acreditar en forma fehaciente el lugar y año de nacimiento de Arias, pero se cree que puede haber llegado al mundo en Humahuaca. Según la tradición salteña, fue hijo natural de una mujer indígena apodada “La Coya” y de Juan Francisco Arias Rengel, miembro de una familia de terratenientes y militares de Salta que combatieron contra las tribus chaqueñas.

La información genealógica de la familia Arias Rengel indicaría que fue nieto de un prominente militar y político salteño, Francisco Gabino Arias Rengel, pero al no haberse establecido documentadamente hasta el momento la filiación de Manuel Eduardo no es posible afirmarlo en forma categórica.

De todos modos, la condición de mestizo –señalada por la elite salteña como una tacha en la persona de Arias- explicaría sus excepcionales aptitudes para desempeñar la guerra de guerrillas en las escabrosas e inhóspitas geografías que fueron teatro de sus operaciones, desde las gélidas tierras altas de la Puna hasta las ardientes selvas chaqueñas, pasando por San Andrés (Salta), donde tenía tierras.

Los testimonios de la época son coincidentes en cuanto a que el coronel era un líder gaucho, con gran ascendiente en los pueblos norteños y un profundo conocimiento del territorio que incluía la Puna, Quebrada de Humahuaca, el valle de Zenta, Orán y San Andrés.

No está acreditada la fecha exacta de su incorporación a las milicias campesinas que protagonizaron la Guerra Gaucha, pero su nombre comienza a aparecer a partir del año 1814 durante la invasión del brigadier Joaquín de la Pezuela, rechazada por las primeras milicias gauchas organizadas por Martín Miguel de Güemes, oficial salteño designado por el general San Martín para custodiar Jujuy y Salta de los avances realistas.

Durante 1816, Arias se destaca en misiones militares, ya en una nueva etapa de la lucha por la Independencia en la que la resistencia al dominio español quedaba en manos de los pueblos de Jujuy y Salta, sin la participación de ejércitos regulares. Con la desaparición del coronel Juan José Fernández Campero (Marqués de Yavi), prisionero de los realistas en Yavi a fines de ese año, el coronel gaucho pasó a liderar las luchas patriotas en un vasto escenario que se extendía desde Yavi hasta la Posta de Hornillos, el Zenta hasta Orán, valle Grande y el borde oriental de las Serranías del Zapla.

El año 1817 es el de sus hazañas y victorias más importantes. El asalto a Humahuaca, librado el primero de marzo de 1817, fue un golpe durísimo a los planes del mariscal español José de la Serna en la “Gran Invasión”, que tenía el objetivo de apoderarse de Jujuy y Salta y marchar luego hacia Cuyo para impedir la campaña libertadora de San Martín. Tras el asalto, Arias se retiró hacia los altos valles de Humahuaca por no tener medios suficientes para mantenerse en el sitio. Una columna de mil y otra de quinientos hombres, envió La Serna en persecución del comandante gaucho, quien se esfumó entre los montes chaqueños sin que pudieran alcanzarlo sus enemigos. Además de apoderarse de una importante cantidad de armas, caballos, ganado y provisiones, el jefe patriota cortó las comunicaciones de los realistas con el Alto Perú, atacando intrépidamente a las espaldas del poderoso ejército real. Por esta victoria, se hizo merecedor a una condecoración del Directorio de las Provincias Unidas de Sudamérica, a pedido del general Manuel Belgrano.

Si bien el asalto de Humahuaca es la acción más célebre de Arias, no es la única que quedó en la historia de la Guerra Gaucha. A comienzos de 1817, protagonizó un raid de casi un mes combatiendo sin pausa, de día y de noche, desde San Andrés (Salta) hasta La Mendieta, a una columna del coronel realista Juan Guillermo Marquiegui que se había adentrado a Orán y que de no ser por el auxilio de su cuñado Pedro Antonio de Olañeta, hubiera resultado completamente aniquilada.

Todo ese año, la presencia de Arias en el escenario de la guerra se multiplica de forma asombrosa. Los partes y oficios de Güemes a Belgrano y de éste a las autoridades de Buenos Aires, dan cuenta de sus acciones no solo en Orán, Humahuaca y Tilcara, sino también en lugares muy alejados de estos puntos como Puesto del Marqués y Laguna de Tres Cruces en plena Puna jujeña, donde en junio de 1817 hostilizaba a los realistas que abandonaban Jujuy, vencidos por fuerzas notablemente menores en número de hombres y equipamiento bélico.

Para ese momento, el general José de San Martín había podido realizar el cruce de los Andes hacia Chile sin ser molestado en su retaguardia, por lo que se puede decir, sin lugar a exageraciones, que las operaciones de Arias junto a la de los demás comandantes gauchos liderados por Güemes, coadyuvaron a la exitosa campaña de liberación de Chile.

En 1818, ante una nueva invasión realista, Arias defendió los pueblos de la Quebrada de Humahuaca, junto al tilcareño Manuel Álvarez Prado, y atacó fuerzas enemigas concentradas en el Fuerte de Río Negro (San Pedro), las que se dan a la fuga abandonando armas, caballos y el ganado que habían tomado de las haciendas de la zona.

En esta etapa de la lucha, perfecciona la llamada “guerra de recursos”, arrebatando a los invasores doce mil llamas y ovejas en solo uno de los varios golpes que asesta al ejército español. Ya que las tropas dependían para subsistir de los vacunos y ganado menor que obtenían de las haciendas que encontraban a su paso, privarlas de ellos era una manera más y muy efectiva de dificultar sus operaciones, a la vez que una forma de evitar la total depredación de los campos jujeños.

La invasión que cayó sobre Jujuy en 1819 encontró nuevamente al coronel Arias enfrentando a los realistas. Esta vez, con una pequeña fuerza que había logrado reunir en Yavi, hostilizó al enemigo pero sin poder evitar su avance hasta la ciudad de Jujuy, la cual fue saqueada por espacio de varias horas.

En estos días, el jefe realista Pedro Antonio de Olañeta ofreció a Arias, como lo había hecho con otros patriotas, dinero y honores a cambio de traicionar la causa independentista, propuesta que fue respondida por el jefe gaucho con un disparo de fusil. Este hecho será utilizado luego por los detractores del coronel para intentar afectar su honor y prestigio.

Son de esta etapa las evidencias más notables de los conflictos con su jefe, Martín Miguel de Güemes. Éste le recrimina el trato altanero, lo excluye de los ascensos, designa nuevos comandantes en la zona de influencia de Arias y le retira tropa. En un clima general cada día más caótico, acusaciones de insubordinación son lanzadas contra Arias y algunos de sus hombres.

Todo ello ocurría en un momento en que las relaciones entre la dirigencia jujeña y Güemes, que habían sido difíciles desde 1815 cuando el joven militar fue nombrado gobernador de Salta y se quiso imponer por la fuerza esa decisión a Jujuy, se volvieron tormentosas. El agotamiento de la población debido a la destrucción que trajo la guerra, el despotismo con que se gobernaba desde Salta y las interferencias en las decisiones locales en desmedro de los derechos de la ciudad, no hicieron más que profundizar la oposición a Güemes en la que ansiaba ser aceptada como pequeña república que se gobernaba a sí misma (1).

Con la denominación de “Patria Nueva”, el partido opositor reunía a figuras que cuestionaban políticamente al “sistema” de Güemes tanto en Jujuy como en Salta, donde estaban sus principales dirigentes. Se condenaba el despotismo del gobernador salteño, se planteaba la necesidad de una organización institucional en la provincia en reemplazo del gobierno de los “mandones” y se propiciaba terminar las hostilidades contra los españoles para poner fin a las desgracias de los pueblos, pero sin renunciar a la independencia. La “Patria Vieja”, en torno a la figura incuestionable del gobernador intendente, rechazaba cualquier entendimiento con los realistas y sostenía la decisión de extender la guerra a como fuera lugar hasta concluir completamente con el enemigo para recién entonces encarar cualquier otro problema.

Arias, que había adquirido gran prestigio en la pelea contra el español pero era visto con desconfianza en la elite salteña por su fuerte predicamento sobre el gauchaje de la frontera norte, se sumó a la “Patria Nueva”. Su designación por el Cabildo de Jujuy como subdelegado de la Puna, en 1818, ya marcaba coincidencias políticas con este partido y distancias con Güemes.

En 1819, fue acusado de participar en una conspiración tramada contra el gobernador intendente por dirigentes de Salta enrolados en la Patria Nueva. La acusación se basó en un anónimo recibido por Güemes, quien llamó a Arias a Salta, lo hizo detener y ordenó su destierro a Tucumán, mientras que decretaba la pena de muerte a algunos autores del complot.

Recibido con los brazos abiertos por Bernabé Aráoz, presidente de la República de Tucumán, Arias fue incorporado al estado mayor tucumano y tuvo una actuación descollante en la guerra que Güemes le declaró a Tucumán en 1821.

Derrotado por las fuerzas tucumanas, el gobernador salteño fue depuesto de su cargo por una revolución pero recuperó el poder, aunque por poco tiempo pues murió el 17 de junio de ese año, herido por los realistas en una emboscada ocurrida en la ciudad de Salta.

La violencia política y el caos se agravaron, tras la muerte de Güemes. La conmoción fue aprovechada por el realista Pedro Antonio de Olañeta, quien invadió Salta y se hizo proclamar gobernador, cargo que ocupó por unos días hasta que la resistencia patriota pudo reorganizarse. Tras la firma de un armisticio, que permitió restablecer el comercio con el Alto Perú, los realistas se retiraron hacia el norte de Jujuy y fue elegido gobernador José Antonino Fernández Cornejo, depuesto a poco más de un mes por un golpe de la Patria Vieja. Llegaba así a la gobernación de Salta, José Ignacio de Gorriti, hombre de total confianza del caudillo muerto y decidido enemigo de la Patria Nueva. Rodeaban a Gorriti varios hombres de armas que habían sido derrotados por Arias en la guerra de Salta contra Tucumán, que por ello profesaban odios contra el destacado coronel y se confabularon para asesinarlo(2).

El líder gaucho había regresado a Jujuy luego de la desaparición de Güemes y rodeaba con su apoyo político y militar al teniente gobernador Agustín Dávila, hombre de la Patria Nueva y decidido dirigente partidario de la autonomía jujeña.

A solo meses de su retorno, el coronel Arias tuvo conocimiento del envío de hombres desde Salta para propagar la calumnia que lo daba por traidor a la Patria(3), y darle muerte. Se presentó ante el Cabildo de Jujuy para vindicarse y denunciar estos planes, responsabilizando de ellos al gobernador Gorriti.

Pudo frustrar uno de estos intentos con la detención de los cabecillas, pero no el que lo sorprendió en San Andrés (Salta) y le dio muerte el 16 de junio de 1822(4).

Por un testigo de los hechos, el capitán Pedro Velázquez, amigo de Arias y propietario del lugar donde ocurrió el crimen, se supo que el coronel viajaba de Humahuaca a Orán cuando fue sorprendido por una partida de treinta hombres comandados por un oficial llamado Mariano Abán. Arias se defendió a tiros desde adentro de la morada y fue ultimado cuando el fuego prendido por los agresores lo obligó a salir de la casa.

El proceso para juzgar a los culpables del bárbaro asesinato recién se pudo llevar a cabo durante el gobierno del general Juan Antonio Álvarez de Arenales (1824-1827), cuando había dejado el poder el principal señalado, José Ignacio de Gorriti(5).

Es muy elocuente el testimonio del capitán Velázquez al prestar declaración en la causa y dirigiéndose al gobernador Álvarez de Arenales dice: “no es preciso tenga la pluma para persuadir la causa que me ha hecho callar hasta ahora sin reclamar mi justicia, cubra un velo lo pasado; me lisonjea solamente de ver a la cabeza de la provincia un jefe que siempre fue ejemplar en la distribución de la justicia”.

Agregaba en una ampliación Velázquez: “la adversidad más abominable consumió el crimen de asesinar, en mi propia casa, al benemérito coronel Manuel Eduardo Arias, cuyo suceso no se puede recordar sin compasión. Mariano Abán, monstruo de crueldad e ingratitud, fue el autor de tan execrable crimen. Pues he justificado plenamente que mi casa fue incendiada por el autor, no solo del incendio, sino de la cruel muerte que sufrió uno de los mejores jefes de la Nación”.

El general Álvarez de Arenales, al dictar sentencia, da a entrever la índole del crimen que arrebató la vida a Arias: “Mariano Abán, criminal cuyo castigo no se realizó por consideraciones políticas…”.

En suma, el asesinato de Arias dejó a la lucha por la Independencia sin una de sus lanzas más valientes y al gauchaje sin un líder que ni en los momentos de mayor gloria dejaba pasar ante sus superiores las necesidades de sus “hermanos y compañeros de armas”(6).

También quedó en el desamparo Manuelito, su hijo de seis años, por quien intercede el fiscal defensor de Hacienda y el regidor defensor de Menores de Salta, ya que el pequeño ha quedado en el “último estado de mendicidad”. Los bienes de Arias son robados escandalosamente sin que nada haga el gobernador intendente, que en 1823 es nuevamente José Ignacio de Gorriti.

El “Juicio de la Historia”, elaborado por la historiografía tradicional de Salta, condenó al coronel Arias sin darle el derecho a la defensa ni escuchar su voz. Se necesitó, indudablemente, justificar el horroroso crimen del que fue víctima y arrojar un manto de benevolencia sobre hechos desgraciados que cargaron los poderosos de la época, un tiempo de pasiones desbordadas, desencuentros y violencia que debe ser mirado en toda su complejidad.

Notas

Notas
Notas

1 – El diputado por Jujuy a la Junta de Buenos Aires, Juan Ignacio de Gorriti, llevó en 1811 el planteo de Jujuy, que reclamaba ser considerada como una “pequeña república que se gobernaba a sí misma”, rompiendo la dependencia con Salta.
2 – Joaquín Carrillo, “Jujuy Provincia Federal Argentina. Apuntes de su Historia Civil”, pag. 325.
3 – Adversarios de Arias aseguraban que el coronel estaba comprometido en componendas con los realistas para traicionar la causa de la Independencia, acusación que nunca ha sido demostrada. La que ha sostenido la historiografía tradicional de Salta se basó en dichos de Olañeta, personaje tildado de mentiroso por el propio Güemes, quien también fue blanco de acusaciones similares.
4 – Al poco tiempo resultaba gravemente herido por una agresión similar su amigo y compañero de la Patria Nueva, el teniente de gobernador Dávila.
5 – José Ignacio de Gorriti detentó el cargo de gobernador intendente titular de Salta en dos períodos,1821-1823 y 1827-1829.
6 – Cuando comunica el brillante triunfo de Humahuaca del primero de marzo de 1817, Arias pide con humildad a Güemes que le envíe un botiquín para curar a sus gauchos heridos. Son numerosos los pedidos del coronel gaucho para poder atender las necesidades básicas de su tropa. Ver Güemes Documentado, tomo IV pag. 358.

Bibliografía
ALVAREZ, Gustavo: “1821 – Manuel Eduardo Arias en la encrucijada de la Patria”, Ediciones del Trópico, Mundo Editorial, Salta, 2022.
BAZAN, Armando: “Historia del Noroeste argentino”, Plus Ultra, Buenos Aires, 1986.
BIDONDO, Emilio: “Contribución al estudio de la guerra de la Independencia en la frontera norte. El aporte jujeño”. Círculo Militar, Buenos Aires, 1968.
CARRILLO, Joaquín: “Jujuy, provincia federal argentina. Apuntes de su historia civil”, Buenos Aires, 1877.
FIGUEROA, Fernando R.; “Diccionario biográfico de salteños”, Universidad Católica de Salta, Salta, 1980.
FRIAS, Bernardo, “Historia del General Martín Güemes y de la Provincia de Salta, o sea de la Independencia Argentina”, Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1972.
GÜEMES, Luis: “Güemes Documentado”, Plus-Ultra, Buenos Aires, 1979.
IBARZABAL, Roberto Fernando: “El General Arias y el contexto de sus operaciones tácticas”, Jujuy, 2021, en prensa.
INFANTE, Félix: “Manuel Eduardo Arias, guerrero de la Independencia”, Editorial de la Universidad Nacional de Jujuy, Jujuy, 2012.

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