En Jujuy, un concejal promueve el culto a Papá Noel
En las antípodas de la tradición cristiana argentina, que se expresa en torno al pesebre para celebrar la Navidad, un concejal de San Salvador de Jujuy promueve el culto a “Papá Noel”.
Se trata del concejal Néstor Barrios (UCR), cuya imagen rodeada de los regordete papás Noel inflables comprados por el Concejo Deliberante para “potenciar las actividades municipales”, todavía corre por las redes sociales, aunque fue publicada a comienzos de diciembre.
La leyenda del famoso Papá Noel, en realidad, no forma parte de la tradición cristiana argentina sino que es una creación norteamericana arraigada en el siglo XIX. Proviene de creencias europeas que se tocan en algún punto con una persona de carne y hueso: el obispo San Nicolás de Bari, que vivió en la ciudad griega de Myra (hoy Demre, en Turquía) en el siglo IV. Nicolás quedó en la historia del catolicismo por su piedad y generosidad hacia los pobres y porque fue perseguido y encarcelado por los romanos.
Papá Noel y Nicolás no son la misma persona, pero se sabe que la vida del obispo, protector de los débiles, alimentó la leyenda del barbado que aparece para Navidad en un trineo con regalos para los niños.
Muy lejos de estas tradiciones de Europa y Norteamérica, en Argentina el símbolo por excelencia de la celebración navideña es el pesebre, en homenaje al humildísimo lugar donde según la religión cristiana María dio a luz a Jesús.
Particularmente en Jujuy, esta tradición es sumamente rica y se mantiene viva de generación en generación a lo largo del tiempo.
En los hogares, se reproduce el conmovedor momento del nacimiento del Redentor y se acostumbra revestir con musgo y tierra el lugar del alumbramiento. El otro elemento siempre presente es la paja donde descansan la madre y el niño, rodeados de José, los Reyes Magos y la “Estrella de Belén”, el cometa que surcaba el cielo cuando el Niño Dios llegó al mundo. Ovejas, vacas y otros animalitos presencian la tierna escena.
No menos bellos son los grandes pesebres instalados por las familias para “adorar” al Niño Jesús. Son espectaculares y detalladísimas réplicas, ante las cuales se realiza el antiguo “Baile de las Cintas”, con la presencia de niños “adoradores”. Uno de los más antiguos es el “Pesebre de Tolaba” en Chijra, que data de hace más de 135 años y es lugar obligado para las agrupaciones infantiles que recorren la ciudad para saludar al bebé más importante de la historia de la Humanidad.
Muchísimo más se podría decir acerca de la riqueza religiosa y cultural de nuestros pesebres, pero con esto alcanza para recordar el valor de nuestras cosas y lo ridículo que puede ser querer reemplazarlas por leyendas importadas, consumistas y extrañas a nuestra esencia.