Gratitud y afecto a Hilda Delgado en la despedida del pueblo sampedreño
Bajo la fronda de la plaza “General Belgrano” de San Pedro, se despidió hoy con emoción y afecto los restos de Hilda Delgado, primera intendenta de la ciudad elegida por el voto popular.
En un sencillo templete adornado con flores, fue colocada la urna con las cenizas de la querida dirigente del Radicalismo, fallecida en Córdoba el 17 de enero pasado, cuya última voluntad era descansar en tierra sampedreña y así se hizo.
A la ceremonia asistieron Juan Pablo y Duilio González Delgado, hijos de Hilda Delgado, el intendente de San Pedro Julio César Bravo, los diputados Fabián Tejerina, Gisela Bravo y Claudia Sánchez, la ministra de Planificación Estratégica Isolda Calsina, la presidenta del Consejo de la Mujer Lourdes Navarro y una gran cantidad de ex alumnos, vecinos, excolaboradores, docentes, militantes del Radicalismo, dirigentes justicialistas, funcionarios de la Municipalidad de La Esperanza y amigos de la exintendenta.
La despedida se inició con un minuto de silencio y tras ello, el doctor Duilio González Delgado depositó ante los restos de su madre la tesis doctoral obtenida en la Universidad de Navarra con la máxima calificación de esa casa de estudios de España. “Nos enseñaste la fuerza del amor, nos inspiraste la pasión por la justicia social”, dijo conteniendo a duras penas la emoción.
El concejal mandato cumplido y dirigente justicialista Javier Jurado recordó por su parte la hermosa amistad que lo unió a Hilda Delgado, a pesar de las pertenencias partidarias y resaltó que “fue difícil mantenerse en la política, pero Hilda cumplió la misión de ser la primera intendenta elegida por el voto popular en la recuperación de la Democracia”.
En la ceremonia se escuchó también al profesor Luis Ladrú, quien recordó la activa participación de Hilda Delgado, antes de ser intendenta, en el proceso que llevó a la fundación del colegio secundario “Provincia de Misiones” de La Esperanza, institución de la que fue la primera directora y que nació para dar educación a los hijos de los cosecheros que hasta ese momento solo tenían la posibilidad de una primaria.
La semblanza de Ladrú se refirió también a la difícil tarea de reorganización de la Municipalidad de San Pedro dentro del nuevo tiempo democrático inaugurado en 1983, a la gran capacidad de trabajo de la intendenta, que muchas veces se quedaba hasta la madrugada trabajando en su despacho o en su propia casa y a la formidable labor por las mujeres a las que apoyó en la formación de una cooperativa para construir con sus propias manos las viviendas de sus familias. La dramática decisión que tuvo que tomar en cuanto a invertir en obras o atender el hambre de muchas familias sampedreñas, estuvo también en el recuerdo de quien fuera colaborador de la jefa comunal. “Fue tenaz en la lucha por las banderas del Radicalismo, aunque algunos decían que Hilda era peronista”, rememoró.
El doctor Juan Pablo González Delgado, hijo mayor de la exintendenta, habló sobre el último deseo de su madre de descansar en San Pedro y parafraseando un poema a José de San Martín del escritor Luis Bernárdez, citó que “el alma inmensa de aquella mujer sólo cabía sin dolor en un pueblo”.
La ceremonia concluyó con palabras del diputado Fabián Tejerina, quién recordó la generosidad de Hilda Delgado, mientras que el intendente Bravo destacó “el profundo sentido social” y el don de la comunicación que caracterizaba a la exdirigente. Bravo, además reconoció el enfrentamiento político y la reconciliación que vivió con su correligionaria.
Luego de la despedida en la plaza, las cenizas de Hilda Delgado –con el aplauso de los asistentes- fueron llevadas en un cortejo fúnebre al Cementerio “Cristo Rey”, donde familiares y amigos le tributaron entre lágrimas el último adiós.